jueves, 22 de enero de 2015

PODER Y HEGEMONÍA DE LA IGLESIA

El cristianismo tuvo durante la Edad Media su época de mayor protagonismo y poder tanto político como económico.

En la Edad Media, la Iglesia Cristiana tuvo un rol decisivo. Fue la única institución que logró ejercer su poder a lo largo de una Europa fragmentada políticamente.
La vida cotidiana en la Edad Media y la forma de pensar de nobles y campesinos estaban muy influenciados por los principios y creencias de la Iglesia Cristiana. Como consecuencia de esto, las acciones de la gente se hallaban estrechamente ligadas a las normas religiosas.
La Iglesia era al mismo tiempo el centro de la vida intelectual. Desde este rol preeminente, posibilitó el afianzamiento de una particular interpretación del mundo, diseñado y ordenado según los designios Dios.
Se cristalizó así una mentalidad medieval basada en preceptos religiosos que perduró durante siglos.

Todo gira en torno a la religión y a Dios: el arte, la cultura, la música, la filosofía, las ciencias, las fiestas, los nacimientos, las bodas, etc. Dios aparece en el centro del mundo y de la vida de las personas. La Iglesia influía en todos los ámbitos de la sociedad, imponía normas y leyes y buscaba la buena convivencia de la sociedad.

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